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domingo, 23 de noviembre de 2014

RUTA EN LA ALPUJARRA

El sábado, día 22 de noviembre, parte del profesorado de la Alpujarra, granadina y almeriense, participamos en una ruta por La Taha de Pitres, como parte del curso que hemos recibido sobre los valores patrimoniales de la comarca.  La primera parada fue en Busquístar para ver y entender cómo funciona la Acequia Gorda. Nos acompañó Modesto Alonso, presidente de la comunidad de regantes de esta acequia, quien nos explicó su funcionamiento y los rasgos que la hacen tan esencial para la vida natural de la zona.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, en esta ocasión estoy de acuerdo con el dicho. Como muestra, valga este pequeño botón.


La siguiente parada nos llevó hasta los núcleos de Mecina, Fondales y Ferreirola para ver aspectos concretos de la arquitectura alpujarreña. Las explicaciones corrieron a cargo de Alberto Martín, técnico municipal de los municipios de La Taha. 
Detalle del techo de un tinao

Huerta familiar adosada a la vivienda


Otra modalidad de tinao


La parada para comer la hicimos en Pampaneira, en el restaurante Ruta del Mulhacén, donde la dueña nos brindó algunas explicaciones sobre los platos que degustamos y la historia del municipio. Todo un personaje.
Vistas de Pampaneira y el barranco de Poqueira desde la terraza del restaurantes. Al fondo, Bubión y Capileira

Dieta alpujarreña: Puchero de hinojos, gazpachuelo y migas. 

El profesorado del IES Alpujarra que acudió a la ruta.
 La visita a Pampaneira incluyó un corto recorrido por sus calles más emblemáticas, la visita a la fábrica de chocolate, a un telar y a la iglesia.
Interior de la iglesia de Pampaneira
Algunos no quieren que la Alpujarra sea solo una postal, sin embargo, los valores que hacen de esta comarca una zona única merecen muchas postales, y, sobre todo, merecen que intentemos preservar su identidad. La Alpujarra es una montaña habitada, los individuos que la han poblado a lo largo de la historia han sabido vivir con ella en un equilibrio que ha durado siglos. El progreso debe estar al servicio de ese equilibrio, no al contrario, y mucho menos al servicio de intereses opacos o espurios. 

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